“…¿Quieres entender qué es un año de vida? Pregúntaselo a un estudiante que acaba de suspender, el examen de fin de curso. ¿Un mes de vida? Díselo a una mujer que acaba de traer al mundo un niño prematuro y espera que salga de la incubadora para estrecharlo entre sus brazos sano y salvo. ¿Una semana? Que te lo cuente un hombre que trabaja en una fábrica o en una mina para mantener a su familia. ¿Un día? Pregúntale a una persona claustrofóbica encerrada en un ascensor averiado . ¿Un segundo? Mira la expresión de un hombre que acaba de salvarse de una accidente de coche. ¿Y una milésima de segundo? Pregúntale a un atleta que acaba de ganar medalla de plata en los Juegos Olímpicos, en vez de medalla de oro para la que lleva toda la vida entrenándose. La vida es mágica…”
martes, 12 de abril de 2016
lunes, 11 de abril de 2016
GUERREROS
Todos tienen un enemigo poderoso, astuto, sigiloso. Es como ellos, es una parte de ellos y, sin embargo, no tiene nada que ver con ellos.
Hasta el ser humano más miserable y cruel es un guerrero, que lucha contra esa parte de sí que lo doblega. No es una lucha sencilla. El enemigo está en el interior del propio guerrero y conoce sus debilidad y sus miedos. Sabe por dónde atacar.
El guerrero vive en estado de alerta porque sabe que en cada error, en cada fisura de su alma, puede colarse el adversario.
Toda guerra es interna, aún cuando se enfrenta a otro, el guerrero lucha contra ese aspecto de sí mismo que ve en el otro.
Los guerreros no luchan por obtener un botín, luchan por ser dignos de ese botin. La lucha es por sobrevivir, por prevalecer, por ganarse un lugar en el mundo. El guerrero lucha, aún, cuando parece reposar. Y la lucha no muere con el guerrero, la lucha prevalece.
Los humanos son guerreros muy extraños, que a veces ganando una batalla contra el otro, pierden la guerra contra sí mismos. La conquista es paso a paso, es día a día. Algunos días gana el guerrero, otros ganan sus demonios… pero la lucha persiste.
A veces el enemigo se repliega, pero el guerrero no se confíam porque sabe que va a volver. El enemigo tiene la fortaleza misma del guerrero. El guerrero se compromete con su lucha, porque sabe que hay reliquias que proteger. El guerrero sabe que debe temer más al enemigo que no se ve.
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